Viernes 3 de abril – nos relata Matilde –
Ya vamos 21 días de aislamiento físico, y las ganas de salir, retomar las actividades y encontrarnos con otras personas ya se hacen sentir.
Genaro (2 años y medio) sostiene firme su deseo de ir a la playa a ver los tractores, que están de obra a la vuelta de casa. También dice querer ir a jugar a Desplegar y a lo de su prima.
Aparece entonces nuevamente mi explicación del “mini-bichito virus”, en un tono de voz que deja ver mi agotamiento ante su presencia (la del virus).
Y entonces pienso: “Si Mahoma no va a la montaña”… ya sabemos cómo sigue.
Y es aquí cuando nace el encuentro con las “joyitas” escondidas por el hogar, que seguro en todas las casas andan dispersas deseando ser descubiertas en toda su magia.
Aparecen: tarritos de varios tamaños y materiales, coloridos pañuelos, piedritas, collares, monederos olvidados, tapitas, históricos y fascinantes cassettes, un orgulloso (de servir a la diversión) papel higiénico, utensilios de cocina que desatan agudos sonidos, tarritos contenedores con tapas y sin ellas. De frutilla de la torta, LA POLENTA: a libre disposición a ser utilizada siguiendo su interés.
Con todas estas “joyitas” me dispongo a prepararle a Genaro una sorpresa. Para esto le pido unos minutos de separación mientras acondiciono el espacio… y ¡¡Charán!!
Nace un nuevo espacio de juego…
…que es transitado durante todo
el día con entradas y salidas.
Al cierre, Genaro (que en este momento tiene un gran interés por los tractores) me pide que le deje su “material de construcción”: la polenta. Observo cómo en su afán de reencontrarse con la playa y su gran interés por las obras y construcciones, se vuelca en la transformación de la polenta en arena de playa y en pedregullo de construcción.
¡Y claro, trae su majestuoso tractor para poner manos a la obra!
Queridas familias,
En estos días, es difícil evitar que por momentos el hogar sea vivido desde el encierro. Si no lo han hecho aún, tal vez sea momento de permitirse acondicionar algún espacio, para que niños y niñas puedan desplegar su NECESIDAD de MOVIMIENTO con seguridad y de acuerdo a su etapa del desarrollo.
Más allá de compartirles la hermosa experiencia de Genaro, las invitamos a revisar los espacios existentes en cada hogar para poder pensar formas de adaptarlos el máximo posible a las necesidades actuales, donde con seguridad permanecen mucho más tiempo del habitual en cada espacio. En cada hogar, sea más chiquito o más grande, tenemos la posibilidad de habilitar un lugarcito donde el juego libre sea desplegado en su mayor potencial.
Con este espacio estable ya destinado al tránsito libre y seguro del niño/a, nos podemos disponer a encontrar esas “joyitas” escondidas que a modo de tesoro están ocultas en los más recónditos lugares o incluso en los más transitados. Solo es preciso observar alrededor del hogar y mirar un poco más allá del objeto que quizá ya nos resultaba inútil o inapropiado para el juego.
No se trata de tener que introducir todos los días nuevos materiales ni preparar el espacio de forma diferente: por lo contrario es importante cierta permanencia y estabilidad de los materiales y espacio para que pueda ir proyectando su juego durante el tiempo que necesite (pueden ser días) y poder investigar y explorar todas las posibilidades que éstos le habiliten. Esto no implica que no podamos ir sumando algunos otros materiales a lo largo del día… Otro aspecto que puede servir es reordenar el espacio cuando observan que el juego se va agotando.
Teniendo en cuenta que los objetos que seleccionemos sean seguros para nuestr@ hijo/hija, y asumiendo que los mismos podrán ser transformados, solo resta presentarlos de manera atractiva y neutra, y, por supuesto, habilitar la libre exploración manteniéndonos como referentes de seguridad.
El resto será tarea de las niñas y niños. No hay dudas que les espera un gran recorrido de exploración y creatividad. ¡A disfrutar de la sorpresa!
Adultos: ¡Dejemos que la creatividad realmente sea! Tratemos de no acotar con nuestras intenciones previas el despliegue del niño/a. Seamos conscientes de que la incertidumbre por la situación excepcional que estamos viviendo nos toca tanto a grandes como a chicos. No existen actividades mágicas: es esperable que sus demandas sean mayores, y nuestra disponibilidad se vea desafiada al máximo.
Tomamos prestada la frase de Romina Pérez Toldi para regalárselas:
“Son madres y padres maravillosos sin más, cuando miran a sus hijos/as y los aman infinito por lo que son”
– Mati, Mauri, Julia y Vero –