Desde hace tiempo reflexionamos en torno a qué idea tenemos l@s adult@s sobre el proceso de socialización de l@s niñ@s. Tenemos la impresión de que fácilmente caemos en considerar el “interactuar con otros” como una adquisición que ocurre de un momento al otro, algo así como un “click” en el desarrollo que ocurre así sin más. Ver la socialización de esta forma, como un hito del desarrollo que un día se adquiere mágicamente, deja de lado la idea de proceso y el papel primordial que tiene el adult@ y el ambiente del niñ@ en la construcción de este camino.
Así como sabemos que tod@s l@s niñ@s con un desarrollo sano aprenden a caminar a medida que su sistema nervioso madura y van explorando sus competencias corporales, tod@s l@s niñ@s aprenden a socializar. Para esto serán necesarios adult@s atentos que acompañen y guíen en la internalización de ese contexto en el que nacieron, con las normas y valores que lo conforman.
El ser humano es un ser social por naturaleza, el deseo de pertenecer e interactuar con otros es innato en cada niñ@. Ahora bien, la socialización como proceso de aprendizaje viene a dejar huella en muchos aspectos, todos son de crecimiento, aunque a veces nos cueste verlo así… Como sabemos la actividad por excelencia en la niñez es el juego, entonces será en este escenario que la socialización tomará protagonismo.
Es esperable que, aunque l@s niñ@s compartan un espacio y tiempos, su juego sea principalmente en paralelo (hasta los 3 años de edad aproximadamente). Sin embargo, esto no impide que la interacción se comience a dar, gestando los cimientos de lo que podrá ser en un futuro, por ejemplo, la construcción de una escena lúdica compartida.
¿Que se juega en ese tiempo y espacio compartidos?
- En el niño y la niña: un torbellino de emociones, pues sus deseos e intereses individuales comienzan a contextualizarse en un entorno que va más allá de él.
- En el adulto: un torbellino de emociones, pues puede aparecer la angustia de ver que la interacción no está sucediendo como la imaginamos, o la emoción de verlos resolverse sin que tengamos que intervenir.
“Mi hijo le saca juguetes de las manos a otro”
“Se enoja porque no quiere compartir”
“Cuando a mi hijo le quitan las cosas, queda paralizado y no hace nada”
“Siempre quiere agarrar lo que tiene el otro niño”
“Desea abrazar a un compañero y va con tanta fuerza que lo termina empujando”
“Mi hija pega para obtener algo que tiene otro niño”
A socializar se APRENDE, al igual que cada aspecto del desarrollo infantil. Y como tal, claro que va de la mano de la maduración propia de cada niñ@ pero también del acompañamiento que podamos brindarles.
Para aprender a socializar se necesita el encuentro con otros. Se necesita la experiencia de interacción a través del espacio y de los objetos. Pasar por la vivencia del contacto con el otro: ¿Qué siento cuando ese otro se me acerca? ¿Cómo hago para conseguir ese juguete que tanto deseo? ¿Cómo me siento cuando me sacan algo de las manos? ¿Puedo decir que no?
Estas experiencias devendrán en herramientas que cada niñ@ podrá apropiarse solo a través de la vivencia, repetida y sostenida, que le permita reafirmarse y buscar alternativas. Y podrá desarrollar sus propias estrategias en tanto se sienta competente para hacerlo, confiado en que puede lograrlo y claro que a sabiendas del sostén del adulto que acompaña.
Como adultos, se nos hace difícil saber hasta cuando esperar y observar las formas de resolución ¡que generalmente logran sin nuestra intervención!
El primer paso es reconocer a la SOCIALIZACIÓN como un PROCESO. Si estamos observando sabremos si es necesario acompañar la situación: podemos poner en palabras lo que sucede o los sentires que intuimos: “Sé que tenés ganas de jugar con ese autito pero en este momento lo está usando Pedro, te acompaño a buscar otro juguete?” “Me parece que Belén se asustó porque corriste muy fuerte hacia ella” “Sé que estás muy contenta de ver a Gimena pero me parece que no tiene ganas de que la beses, podés preguntarle”
Siempre buscaremos cuidar a l@s pequeñ@s sin avasallar con nuestros sentires, recordemos que están recién creando sus estrategias de interacción y merecen sentirse competentes y buenos todo el tiempo. ¡La experiencia de socialización se construye!
Nos gustaría saber cómo te lleva este proceso! ¿Se te hace difícil acompañar? ¿Te gustaría intercambiar otras estrategias?
-Julia y Verónica-